jueves, 11 de agosto de 2011

ONCEAVO FRAGMENTO


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De la locura hizo una profesión, del amor un sacrificio. Vivió entre algodones surrealistas que extraía de sus sueños y pisó escenarios que superaban famosas pinturas de antaño. Una mujer le pegó una bofetada por decirle la verdad de su físico, un niño rompió en terrible llanto cuando lo comparó con un changuito, un señor lo miró con el desprecio con que los cobardes ven a los veteranos sin empleo. Su refugio se multiplicaba en todas las cantinas de su entorno. Su historia quedó, como muchas, desconocida.

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lunes, 25 de julio de 2011

DÉCIMO FRAGMENTO

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Soñé con compartir una aguja contigo, y escapar así a ese abismo lleno de desesperación y alegría y lagrimas con risas que hacías tan atractivo. Soñé con esos ojos tuyos, desorbitados por el exceso de alcohol en la sangre, acompañandos de esa mueca cómplice que se encuentra sólo en las caras sin rostro de los bares. Soñé en decepciones y caricias y besos amargos, y en recoger tu pelo mientras descargabas ese exceso de ti en el baño. Soñé desmayarme a tu lado y amanecer semidesnudo con ese sentimiento de qué carajos pasó aquí mientras nuestros muslos se besaban con esa intensidad de recién conocidos. Pero sobre todo soñé en que susurrabas una canción a mi oído, mientras una nube de narcótico humo nos envolvía, con esa voz tuya tan contradictoria al infierno que compartíamos.

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sábado, 16 de julio de 2011

NOVENO FRAGMENTO


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Hace nueve días que desperté. Hoy recuerdo ese vicio con nostalgia. Los besos, los ojos, las garras, todos esos fragmentos de nada que me llevaban a todos esos lugares atestados de magia y divina artificialidad. No puedo negar que he buscado la forma de regresar. Lamentablemente el sueño no es como las mujeres, cuando éste se pierde se va para siempre, a pesar de las chingaderas que dice ese tal Freud.


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lunes, 11 de julio de 2011

OCTAVO FRAGMENTO

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La mayoría cobijaba sus sentimientos con sofisticados lentes de sol. Los menos afortunados estaban desnudos ante ese público que escrudiñaba sigilosamente las lágrimas expuestas, la pena revelada, la gracia perdida y las humildes ropas de borracho de cantina. Su imagen contrastaba con la monotonía perfectamente cuidada de esas personas que de vez en cuando se abrazaban y emitían alaridos exagerados por el muertito. El reproche rondaba en el aire y superaba con creces a la pena, a la angustia, a la muerte. Coronas de flores se apostaban a los alrededores, los nombres de familias resaltaban con importancia de reclamo el lugar en la vida del desafortunado. La familia se tomó la molestia de contratar a un literato para que escribiera un discurso de lo más emotivo. Como siempre resulta ser, la esposa todavía se tomó el privilegio de aventarle un último puño de tierra, que fue asistido de rosas sin espinas, flores amarillas y coronas improvisadas. Un montículo de muerte se posó sobre el muerto. Los rostros se fueron esfumando, uno a uno, tras sus lentes. Estoicos, los humildes, los borrachos, los amigos, esperaron hasta al final repeliendo ese natural desprecio de la gente afortunada. Solos lloraron en silencio, solos abrieron botellas de alcohol corriente y solos rociaron entre esas flores falsas y hermosas ese liquido tan preciado para ellos. Solos demostraron su cariño y su respeto.

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viernes, 24 de junio de 2011

SÉPTIMO FRAGMENTO

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Desde el principio enloqueció. Nunca tuvo la ingenua capacidad para ver el mundo como el resto de las personas. Una noche se arrancó el dedo pulgar de una mordida y no lloró. Un día se abrió las venas esperanzado a salirse de sí y fracasó.  Sólo entonces, ante la imposibilidad, una lágrima recorrió su rostro.  

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jueves, 23 de junio de 2011

FRIEDRICH

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Se llamaba Friedrich Reyes, y no, no tenía nada de romántico, más bien se distinguía por unos arranques de violencia tan inexplicables que, en un principio, dejaban perplejos a familiares y vecinos de toda la cuadra. Las escenas eran de lo más variadas, desde golpes e insultos infames, hasta ventanales rotos y pequeños incendios; incluso en alguna ocasión un ingenuo policía se llevó una buena puñalada con un cuchillo mantequillero. Esos eventos habían cobrado fama en la colonia debido a que, después del alarido inicial y la correspondiente denuncia de las muy informadas vecinas, las patrullas pintaban las paredes con sus no muy sensuales sirenas. El escándalo escaló hasta ser de lo más notorio, y casi siempre la noticia llegaba a la primera plana de los periódicos nacionales; no, no por las sirenas y el despliegue policiaco de primer orden –detallitos que la población tiene por demás asimilados–, sino porque nuestro inigualable personaje sólo tenía diez años. Tal fue la fama de esta criatura que pronto el sistema burocrático se desaletargó y en un momento de lucidez nunca antes visto aprobó leyes para la pena máxima, porque la sociedad si algo detesta, más que a asesinos, narcotraficantes y violadores, es a los niños problemáticos.  

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jueves, 16 de junio de 2011

SEXTO FRAGMENTO

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En el rincón se encontraban las ruinas y despojos de lo que había sido un hombre. Su cuerpo agazapado dibujaba eso que todos reconocemos al instante. Sus manos cubrían su rostro, ocultando de sus apenados ojos la miseria que lo rodeaba. Sus dedos temblaban al contacto con los protuberantes pómulos. Su imaginación volaba fuera de sí y se veía, ahí, rendido, cadavérico en medio de un mar de mierda atestado de restos de libros descuartizados y asesinados; una gran pena le oprimía el corazón y desde lo alto del cuarto se le escapaban un par de lagrimas por esos arrebatos de locura en los que solía incurrir aquel postrado, asesino de palabras y de ideas. 

                Recuerdo que le gritaba – ¡Vamos, vamos, aférrate a alguna de esas hermosas páginas!  Y mi voz rebotaba y regresaba transformada en una voz extraña, una voz que me describía como un ser desesperado que inútilmente trataba de animar a ese yo que perdía la esperanza. Yo trataba de ignorar esa voz y gritaba -¡Naufraga! ¡Naufraga! ¡Que es mejor naufragar que hundirte en esta mierda que llamas casa! Pero mi voz no era escuchada, y yo me sentía débil y lejano, a kilómetros de distancia de lo posible, donde mis manos se desvanecían y donde me encontré dejando de existir.

                No podemos asegurar ninguno de los hechos que ocurrieron, pero estamos seguros de que todo está rodeado de las imposibilidades características de la vida ficcional. No podemos construir un desenlace para nuestro personaje, falto de nombre y rasgos distintivos, porque al hacerlo podemos incurrir en una falta grave a este texto con ansias de brevedad. Dejamos por tanto al lector la responsabilidad de sacar sus propias conclusiones y la posibilidad de hacer de este pedazo de papel lo que más le plazca, bien tirarlo a la mar de mierda con otros tantos de miles de escritos que ahí lo esperan, o bien usarlo para abandonarnos de este mundo e ingresar a ese otro, desdoblado, que es mil veces más cruel y mil veces más real, y por lo tanto mil veces mejor. 

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martes, 31 de mayo de 2011

CUARTO FRAGMENTO

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Fue la noche en que él se quitó por primera vez los calcetines. Ella lo notó. Fue inolvidable.

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jueves, 19 de mayo de 2011

TERCER FRAGMENTO

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Entre destellos de luz la resignación parecía ser la única salida. El bajar las manos desencadenó una explosión de rabia que la dejó felizmente inconsciente. Derrotado, se dedicó a decorarle el cuerpo con colores pasionales. Cualquier jurado hubiera premiado la composición final, el detalle del cuadro era impresionante: ella, hermosa, yacía entre las sabanas como elemento secundario; él, soberbio, temblaba sus pinceles chorreantes de tinta violácea. 

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lunes, 2 de mayo de 2011

SEGUNDO FRAGMENTO

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No había nada más expresivo en el cuarto que los ojos que se escapaban en destellos detrás del sillón. No se puede nunca descifrar  la mirada de un perro, pero se puede envidiar, en un acto de humildad imposible para la mayoría de las personas.

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domingo, 1 de mayo de 2011

FRAGMENTO

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En el rincón del cuarto, cobijada gentilmente por la penumbra del alba, se encuentra estática, sublime, hermosa, perfecta, una pierna. Su soledad lo dice todo. 

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lunes, 21 de marzo de 2011

ENCUENTRO

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Tras el espejo se veía el reflejo que buscaba, en el  lugar muchas veces inaccesible y recóndito de lo posible; ahí, donde los viajantes encuentran su aventura y los alcohólicos su cantina, se encontraba su personalidad, ajena a él, perdida entre la multitud de personajes miserables que la vida lo ha hecho interpretar. Irreconocible al ojo atento se escabulle entre míticos seres verdaderos, que por injusticia divina han permanecido en las sombras de bibliotecas ficcionales, celosos de las invenciones que se vieron forzados representar para este mundo ridículamente ingenuo. El trago en mano, los ojos extraviados y la inevitable melancolía sin razón le permiten reconocerse en el reverso del espejo. La lágrima que recorre su mejilla habla demasiado, la alegría es triste en este encuentro, hay conciencia sobre la pequeña ventana de tiempo que se ha comprado noche con noche, trago tras trago. Es triste este encuentro en que él toma posesión de sí. Es triste porque es fugaz.  

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miércoles, 12 de enero de 2011

SEX TAPE

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La mirada suplicaba. Los dedos, tensos de movimiento, se resignaban y se entrelazaban en un eterno saludo de empatía. La boca era sangre y perlas, la hermosa representación pornográfica de la vida. Vista de lejos toda la escena se desbordaba en un erotismo azul y rojo, como una lucha entre cielo e infierno. El cabello suelto y revuelto sobre la espalda partida con gracia. Los muslos débiles y temblorosos como de yegua recién corrida. Los pies muertos, casi separados del cuerpo, parecían desertar y emprender la huída, traidores. La delicada pantorrilla se convulsionaba del esfuerzo. La garganta y los pechos en un animoso y constante juego. La mirada suplicaba intensamente. El espectador era sordo a sus ruegos, dio un paso al frente, puso el cañón en dorada cabeza y jaló el gatillo. Cigarro y stop.

  

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