domingo, 15 de febrero de 2009

RECOVECO

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Caminaba sobre los pasos de otro en un callejón oscuro. Miraba los recovecos formados por las ventanas y las puertas. Se entristecía con la combinación de la luna y los colores pastel de los muros. Maldecía a los graffiteros sin gusto. Regresaba la mirada en puntos estratégicos para mirar a lo lejos y en lo alto a ese príncipe feliz alzado por el pueblo, sin zafiros ni rubíes en sus ojos y en su mano, pero de oro el corazón ficticio que le montaron. Lo asaltaban recuerdos, besos de extrañas y acaricias furtivas y asesinas. Iba como siempre con el alma descosida, rota en tramos. Buscaba, por una noche más, esa puerta entreabierta que hiciera de trampa, con la ilusión vencida de encontrar a la desconocida que tuviera el estuche de coser en sus labios.

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