martes, 25 de diciembre de 2012

PEDAZO NAVIDEÑO


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Me intrigan aquellos seres que vierten sus sentimientos en el papel de tal forma que mueven con sus hipérboles, pequeños insultos o amoríos fugaces a las almas débiles que se desviven por pequeñeces que les son ajenas. No sé aún si me intriga más el gusto por las cursilerías o los escritos que revelan entre letra y letra un esfuerzo ridículo por impresionar a esos entes ciegos que entregan su admiración a cualquier estrella pasajera autoproclamada. Tres noches he soñado con matar a alguien. No me malentiendan, desde mi niñez he tenido pensamientos homicidas –como la mayoría de las personas cuerdas–, y, no puedo negarlo, es una de las acciones más pasionales en las que la imaginación intercede y construye mundos tangibles en todos los niveles sensoriales. Sólo que nunca había pasado con esta recurrencia. Tres noches he olido la sangre caliente que recorre blancos e hipócritas cuellos. Tres noches he escuchado los gritos desesperados resonar en mi tímpano. He visto reflejarse en los ojos de mis víctimas mis dientes amarillos e imperfectos en una sonrisa de felicidad circular. Los he matado a todos. No por un bien mayor, como se podría pensar, sino por mi propio bien, porque en mi inconsciente hay un recelo por estas almas faltas de criterio y personalidad. No voy a derrochar palabras describiendo las mutilaciones y torturas a las que sometí a estos pobres y tristes organismos. Hoy, después de limpiar mis herramientas y tirar los restos en un lugar que ya es sagrado para mí, voy a conciliar un dulce sueño lleno de muerte y desesperación que intensifique esta triste realidad que llamamos vida.  



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lunes, 26 de noviembre de 2012

Zozobra


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Durante días, las líneas de su rostro se dibujaban como un esbozo forzado por la memoria. Me hostigaban recuerdos de eventos ficticios que un yo, débil e imaginario, construyó con el fin único del no olvido. Deambulaba  por los callejones de una ciudad ajena, laberíntica y absoluta, en búsqueda de las huellas de mis zapatos. Perdido, vagaba por los rincones que albergan ánimas como la mía y, por momentos, olvidaba esa empresa absurda que la potencia intelectual del alma me había impuesto. Una nebulosa atmósfera cubría el ambiente y un velo colgaba de todos los rostros. Sentía que los años se hacían días, los días horas, las horas minutos, y todo transcurría como en un sueño de un par de dioses borrachos. Pendiente del recuerdo, mi vida. 

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sábado, 25 de agosto de 2012

TRASBASTIDORES


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Todos anhelan estar en el escenario, ser protagonistas de su propia tragedia, o comedia, según sea su esencia. Muchos pasan de largo ese lugar donde se cortan las líneas de coca y se abusa de las coristas entre vestidos de lentejuela y adornos de chaquira, ese lugar de transición donde todo realmente sucede. Ese espacio que es una mentira, porque nos hemos empeñado en ocultarlo de los ojos de un público desagradecido, es el lugar donde eres el personaje que anhelas. Yo me quedé y construí una cantina, donde el humo lo abarca todo y lo que se dice viene sin decoraciones y rodeos, donde la barra está llena y la música se toca eternamente con coros sin sincronía de compañeros de guerra. Me perdería por completo si no es porque una persona se asoma cada cierto tiempo y, cauteloso, se desliza a mi lado para decir con una voz monótamente temblorosa: “Ernesto, el público está ansioso, te esperan”. Supongo que el silencio entre la bocanada y el trago dice todo. El invasor se va derrotado. Me quedo así los días y las noches, sentado en la barra. Percibo a alguien extender unas líneas de coca en una mesa lejana, otros queman un porro y ríen con risas infantiles, los muchos disfrutan un whisky o una cerveza o un mezcal o un curado cobijados por el humo del olvido. Allá afuera se escuchan ovaciones lejanas y, suspendidos, los halagos y los aplausos. Una sonrisa en mi alma me tranquiliza, sé bien que estoy en el lugar correcto. 



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lunes, 18 de junio de 2012

15vo. FRAGMENTO

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Recuerdo ese lugar como si hubiera olvidado los ojos suspendidos en esa atmósfera turbia y sensual. Apenas percibo la tenue luz que se desvanece en su viaje hacia los rincones y cuyos límites sirven de escondrijo para los habituales seres mágicos de las mesas más remotas. Escucho la música dolorosa rebotando en las paredes despintadas y el eco, apenas perceptible, de algún cantor derrotado. Leves destellos se desprenden de las botellas que adornan la estantería, nido de discordias y difamaciones, cura para el desahogo y corazones rotos (corazones remendados y puestos a fusilar en una danza viciosa, interminable y armónica). Entonces el silencio, mi silencio, un silencio cargado de enormes cantidades de respeto y temor, ruega por un trago. Para obviar mi edad pueril, anhelo que reconozcan la desesperación en mi rostro. Mi ruego es atendido por el viejo cancerbero que resguarda celosamente el tesoro dionisiaco. Mi tonta agresividad hacia el trago delata mi poca experiencia y arranca inmediatamente risas compartidas, risas que recuerdan a todos los presentes su primer trago. Siento, en serio siento, que todos somos yo en diferentes edades. El viejo rellena mi vaso, me acerca los limones y me sirve unos cacahuates, estoy seguro de que ve en mí alguna esperanza. Ahora me doy cuenta que no eran gestos de aceptación, pues sólo con el tiempo una familia te cobija bajo sus brazos. Ese día sólo fueron unos viejos borrachos mirándose en el espejo del pasado, reconociéndose en mis ademanes torpes para tomar y en mi playera y puños ensangrentados.   

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miércoles, 16 de mayo de 2012

Pedazo

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Me adormecí en la silla mientras la diarrea escurría por los labios de una persona que se las daba de interesante. Entre sueños revivía una escena de un libro lejano, con personajes creados de una vida que abandonaba al paso que mis párpados  bajaban. Ese hilo de realidad que en ciertas ocasiones no se corta hacía que mi viaje fuera turbio y fragmentado. ¡Alzar el ancla!, decía para mis adentros, ¡alzar el ancla y partir!, pero asumo que la posición naturalmente reprobada para el descanso hacía infructíferas mis súplicas. En segundos que fueron horas un par de tetas pasaron volando, un campo de amapolas y jeringas y besos y sexo y farolas en la media noche se sobreponían en una interminable danza dionisiaca y entonces ¡PUM! Ese hilo infernal me trajo de regreso y sentí los ojos de todos en la sala posados sobre mi cuerpo. El tipo que se las daba de interesante tenía una mueca de insoportable  y ridícula indignación, mis ronquidos habían acaparado a la audiencia de una manera tal que para él sólo es posible en sus insignificantes paseos con Morfeo. Todavía desconcertado, mi mirada brincaba alternadamente entre ojos juiciosos y simpáticos, hasta que encontré esa mirada esmeralda acompañada de esos labios carmesí que viajó a mi lado entre un mar de amapolas. Sonreí.

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martes, 15 de mayo de 2012

Pedacito

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El acantilado de tus ojos me recuerda ese vacío teórico que lo abarca todo. Todos los colores están en tu piel. Tu cabello, negro, como tu pubis, enmarañado caóticamente, refleja esa desesperación que antecede a la calma perfecta.  Caudalosos ríos de sangre helada escapan en libre carrera por las venas de tu cuerpo. Estás ahí, inmóvil, la musa perfecta. Sólo queda postrarme en una admiración que quisiera fuera eterna. 


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domingo, 4 de marzo de 2012

14vo. FRAGMENTO


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Cinco dioses le cerraron el camino. Peces en el viento volaban agraciadamente. Los ángeles devoraron el sobrante de ilusiones y limpiaron el cielo de esperanzas. Estuvo a punto de arrodillarse ante las miradas despectivas de esas criaturas doradas. Tres lágrimas libraban agreste batalla. Todos los músculos de su insignificante cuerpo se negaron a obedecer los impulsos humanos. Una mueca de locura se dibujó en su rostro. El eco de una risa iracunda detuvo el tiempo. El fuego de las estrellas se disolvía en sus ojos. Cerró sus puños. El resto de la historia quedó en el olvido.

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miércoles, 25 de enero de 2012

13vo. Fragmento

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El viento desgarra la carne de tu cuerpo. Trenes de media noche deleitan con su sonata. La jauría persigue a una amada en fuga. Se ensaya un juego de luces en el cielo para el gran evento. Silencio. Silencio, irrespetuoso e inculto mundo, silencio. La orquesta comienza wagnerianamente. La tempestad inocua al caminante borracho, que con su honesto compás se desliza musicalmente entre las calles.

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domingo, 15 de enero de 2012

DOCEAVO FRAGMENTO

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Sus hipnóticas curvas se deslizan con la rara libertad de los dioses. A pesar de que algunos han aprendido a apaciguar su naturaleza rebelde, sus caricias pueden ser tan intensas que en la más loca de sus noches puede arrasar con todas las ciudades y pueblos de todos los reinos. Es una amenazante bella imagen desde lo lejos y, sin embargo, sólo los ilusos inocentes tratan de poseerla. El fuego tiene su propio genio, es la más hermosa poesía diabólica compuesta en el universo.

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viernes, 6 de enero de 2012

DE PERROS Y GATOS

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Crecemos bombardeados constantemente por la sagrada mentira de que el perro es el mejor amigo del hombre. Irremediablemente la sociedad ha desarrollado una preferencia por este animal como compañero familiar en esta vida. No es de extrañar esta decisión, la simplicidad de su género permite al dueño (si se le puede llamar así a la persona que paga por un perro) tratarlo como mejor le parezca, ya sea atándolo en un patio de un metro por un metro, o bien vestirlo con chalequitos bordados con diamantes y cargarlo a todos lados en una bolsa Prada. Como fiel amigo resistirá cualquier tipo de trato por más humillante que éste sea, porque el perro no es subversivo, sabe bien el rol predeterminado que le corresponde y lo adopta y lo actúa de la mejor manera en que sus capacidades se lo permiten. El perro es y siempre será un animal predecible, si un perro aúlla el coro desatado de sus compañeros interrumpirá la tranquila noche. También este animal ha preferido adaptarse a un régimen de manutención, ser un paria aceptado, un animal que ha perdido sus habilidades de caza y ha desarrollado, como muchos de nosotros, una sensibilidad para buscar comida sin trabajo. Este es uno de los principales motivos por los que nos identificamos con este cuadrúpedo, la evolución nos ha dado a ambas razas la habilidad de superar el ser vapuleado con tal de que haya comida en el plato.

Hay otra clase de perros, sin duda más interesantes, que habitan el mundo siendo despreciados por los humanos. Los niños ven en sus ojos una amenaza y los padres una enfermedad. Esta clase ha aprendido a sobrevivir en las calles, agudizando sus sentidos y estableciendo hermandades entre sus pares. Aun así, el sabor místico que desprende el vagabundeo no impide que la naturaleza débil de estos animales resalte. La jauría se puede ver como un grupo de perros que siguen a un perro que improvisa rutas y campamentos en un laberinto interminable de hostilidades. Este grupo se asemeja en muchos sentidos al grupo que los humanos desarrollan bajo el concepto de amistad, imperturbable en casi todos los sentidos, excepto cuando una perra anda en celo.

Hay algunos perros que deciden por el camino de la soledad, andan por las calles y callejones con un aspecto de suficiencia que sus compañeros carecen, aún así se estacionan en los puestos de comida a rogar con sus ojos por un mendrugo, los más necesitados llegan a frecuentar las cantinas a horas indecentes con la esperanza de que algún borracho los beneficie con una caricia sincera. Otros, perturbados, en un arranque de lucidez poco común en su especie, se convierten en asesinos de perros y se ganan una muerte segura en la perrera municipal. Estos últimos son los únicos que llegan a ostentar una noble vida en esta tierra.

De los familiares de esta raza doméstica sobresale el lobo, cuyo deambular nocturno y llanto romántico ha propiciado la licantropía; otro ser ejemplar es el zorro, cuyo destino ha sido la persecución de sus hermanos bajo las ordenes de cazadores de alto rango (y poca valentía), es un ser característicamente escabullidizo, con una inteligencia que supera por mucho a sus adversarios que sólo llegan a triunfar en equipo; aunque ridiculizado en caricaturas, el coyote es uno de los animales más ágiles del género canis, hoy en día viven abrumados por la sociedad que los ha acorralado incluso en los territorios áridos que habitan; por último, demostrando una sencillez más humana, se encuentra también el chacal, ser mundano y carroñero, cuya esencia reconocemos en más rostros de los que quisiéramos. De todos los familiares caninos sólo el zorro es cazado por su piel, a los otros se les da muerte sencillamente por representar un peligro ante la sociedad.

Por su lado, el gato “doméstico” viene de una familia más distinguida: el león, rey de la selva, vanagloriado en emblemas y escudos y banderas en todo el orbe, es sin duda la figura más reconocida de este género; el tigre, ser venerado por varias culturas, animal mítico que encarna dioses y cobra víctimas con su rugido, con un tamaño y una agilidad intimidantes, es la representación de la elegancia y el poder; la pantera, el puma y el jaguar, animales más pequeños que brincan con gracia por los árboles y las piedras en una danza armónica y peligrosa, son imagen de exuberancia y belleza salvaje. A todos ellos se les caza por dos motivos: el primero, por la piel que puede vestir a las más hermosas mujeres o decorar los más lujosos salones; el segundo es porque, de entre todos los animales, los felinos demuestran tanto inteligencia como peligrosidad y amenaza, un reto que, por más ridículo que yo considere, otros encuentran atractivo –así de vacío es el humano-.

Sólo algo ridículo como la hiena puede surgir de la mezcla de estas razas milenarias, una rareza de genes felinos que se niega a trepar árboles y se ha rebajo a comportarse como can. Riendo de vergüenza por su decisión ha perdido toda belleza genética y ha abrazado su mundana vida con el arrepentimiento desvergonzado que le ha ganado una fama indigna y triste.

Ahora bien, rara vez los comentarios que giran en torno a la figura del gato son favorables, pero tampoco caen en la mentira. Es cierto, son agresivos (con cierto tinte traicionero), vagabundos, agiles e inteligentes, pero sobre todo son seres nocturnos que galantean indiscriminadamente, seres que van y vienen a placer como si el mundo les sirviera. No obstante su inclinación al one night stand -o tal vez por ello-, el gato es un ser solitario que vive consciente de su derrota. La condición le impide establecer lazos con criaturas de otros géneros, pues sabe perfectamente que incursionar por este sendero lo llevaría inevitablemente a la decepción y arrepentimiento.

El gato es un seductor que obtiene las cosas inmediatas y que no aspira a las profundas pero las anhela. No necesita ser mitificado por el humano para ser romántico y nocturno y se aleja tanto del perro como la tierra del cielo, sobretodo porque el gato es un animal que nunca ha abandonado su esencia salvaje, y en todo es más natural y menos domesticado. No tiene siete vidas, pero su vida la vive siete veces. Son seres que saben llegar a lugares remotos sólo imaginables para sus compañeros canes. Su maullido solitario se escucha en las alturas de los tejados, en las bardas, en las copas de los árboles, y a lo lejos, abajo, se escuchan los ladridos coléricos del ser domesticado. El gato permanece inmóvil y observa con la indiferencia que dicho acto se merece, para pronto seguir con su camino.


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