jueves, 11 de agosto de 2011

ONCEAVO FRAGMENTO


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De la locura hizo una profesión, del amor un sacrificio. Vivió entre algodones surrealistas que extraía de sus sueños y pisó escenarios que superaban famosas pinturas de antaño. Una mujer le pegó una bofetada por decirle la verdad de su físico, un niño rompió en terrible llanto cuando lo comparó con un changuito, un señor lo miró con el desprecio con que los cobardes ven a los veteranos sin empleo. Su refugio se multiplicaba en todas las cantinas de su entorno. Su historia quedó, como muchas, desconocida.

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