lunes, 22 de septiembre de 2008

EL SÓTANO

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No puede ver la punta de sus pies desnudos, sus ojos son dos grandes aros de absoluta ceguera. La soledad se atreve, porque atrevida es, a invadir su cuerpo. Trata de escapar de sí mismo pero en cada intento se arrepiente. Se esconde en las tinieblas por el odio a sus ojos verdaderos. Por el aborrecimiento a las necias palabras que se fugan de su boca le asaltan deseos de saber coser y coserla. Sueña con el imposible ciego silencio.

Su subconsciente lideraba al estruenduoso sonido de sus pasos en las constantes huidas a un lugar donde la fealdad se disuelve en las sinceras luces de la oscuridad. Siempre pensó mucho de la noche que esconde minúsculas y significativas distinciones (ataduras del mundo conciente) pero creía que su sótano era más eficiente al borrarlas por completo, creando así un halo de belleza, negra nada que desnudaba y seducía a los visitantes del recinto.

Realmente odiaba esa parte humana que le exigía alimento, porque implicaba subir esas escaleras memorizadas por sus tristes pies desnudos, porque al abrir la puerta sellada la luz lo cegaba sólo por unos instantes, porque emergía un particular rencor al verse reflejado en el espejo de otros ojos, porque sentía su boca sangrante atravesada por involuntarios hilos de acero y aún así decía dolorosas palabras, porque las lágrimas secas le recorrían las mejillas y le perforaban el corazón, porque veía significativas diferencias sólo cruzando la mesa y más que nada porque sentía la impotencia de un matrimonio fracasado.

Hay que decir que varias veces trató de convencer a su pareja para que bajaran juntos al sótano, en todas las ocasiones se escudó tras el fabuloso mito del miedo a la oscuridad.
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1 comentario:

Anónimo dijo...

SOY LEYENDA KABRON :)