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No había nada más expresivo en el cuarto que los ojos que se escapaban en destellos detrás del sillón. No se puede nunca descifrar la mirada de un perro, pero se puede envidiar, en un acto de humildad imposible para la mayoría de las personas.
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3 comentarios:
Este fragmento es curiosamente tierno...algo atípico de ti, aunque muy bien hecho, como suelen ser tus escritos.
tierno...jeje gracias
tssssssss sincero sincero Meto!!!
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