sábado, 2 de agosto de 2008

SOBRE LA IMPORTANCIA DEL PAPEL DE BAÑO

Justo en el camión camino a casa un retortijón hizo que tuviera pensamientos de catástrofes que lo habían dejado en ridículo a lo largo de su ya no tan corta vida. Apretar sólo empeoraba las cosas pues el retortijón parecía disfrutar con la desesperación ajena, así que decidió relajarse y distraerse con cosas trascendentales, como la nueva teoría de que Dios usa bra con copas puntiagudas y tiene la fuerza de un travesti bien ejercitado, o que la individualidad, la falta de compromiso de la sociedad y la pérdida de la razón estaban dando a luz a un no tan uniforme concepto en el arte y la filosofía; todo esto ayudo (¿cómo no?) a que mantuviera sin ocurrir el accidente.

Estaba ya tranquilo cuando le hizo la parada al camión cerca de su casa. Pensó en lo afortunado que era de tener una casa tan cerca de la parada del camión, pensamiento que desvanecía la imagen del cuarto de dos por dos (con una cocina/sala-comedor-baño integrado/alcoba que conformaba su casa) y exaltaba lo afortunado de la vida del caballero.

Al bajar del camión y después de tres pasos el retortijón regreso con un pequeño ejército de compañeros, parecía que era inevitable combatirlos pues se reproducían en cientos, pero aún así hizo un esfuerzo, después de todo, era detrás de la puerta de su hogar donde se encontraba la salvación.

Dando brinquitos, que causarían envidia entre Bojangles y la güerita Shirley, fue -literalmente- apretando el paso hacia su casa. El lodazal y los charcos se presentaban como un problema –después de 33 años de no hacerlo- ya que lo hacían dar pasos innecesarios, los cuales producían cierto enojo al retortijón y aliados.

Todos saben que los logros se sufren. Ciertamente el caballero sufría tratando de no cagarse en sus pantalones, lo desconcertaba haber controlado la conspiración tanto tiempo (una hora y media aproximadamente desde su trabajo) y ahora que faltaban 3 minutos ser posiblemente vencido.

Los logros son extraños, en la recta final siempre exigen la concentración de un controlador aéreo o del venerado Sting.

A pesar de todo lo acontecido hasta ahora el logro estaba a unos cuantos pasos, la felicidad se confundía con la angustia, y la sonrisa con la mueca grotesca de la contención. Con una mano puñetera sacó las llaves que tintilaban en un sonar desesperante, chocando erróneamente contra la vaginita de la casa que -como todas las buenas hembras- hacia lo posible porque él fracasará, aún así, este caballero había vencido por una hora cuarenta minutos a uno de los más grandes males que azotan a la humanidad y tampoco se dejó vencer por este otro. Entró peleando con su cinturón como si se tratará del asesino de sus sueños, y volvió a vencer. Al inclinarse, a punto de cantar victoria, los aliados rompieron el cerco y encontraron su perdición en una emboscada histórica. Lastima que no fue perfecta – es sabido que toda emboscada deja atrás rezagos que necesitan limpiarse a fe de que no se entere la prensa y el público en general-. Y fue ahí, cuando su noble corazón se rompió: no había papel de baño. Rogarle a la señora de copas puntiagudas era innecesario, él dejó de creer en ese mismo momento en todo. Ellas siempre ganan pensó con la lágrima en la mejilla y un olor a muerte en la atmosfera.

4 comentarios:

ésa que no soy yo dijo...

Es uno de los mejores textos que te he leído mijo. ¡Aplausos! Lo que no está chido es que mientras la princess y yo chambeamos en el coloquio tu estes de blogstar.

Anónimo dijo...

neeeee! Tania, al igual que tú, se entretenia en el blog. La única que trabaja aquí soy YO (sólo porque ya no tengo blog)
jajaja

Cicuta drinker dijo...

Sopas!

En fin, ahora entiendo eso de "pedazos", vaginita!
Sí, siempre ganan.

Vaya al bar, mi
querido Neto.

La que no es. dijo...

Mmm...si vd. sostiene que las vaginas siempre ganan, y yo, que soy la apesumbrada propietaria de una, estoy convencida de que no paramos de perder, la conclusión más probable es que el género humano esté completamente jodido.

P.D. El texto me encantó.